domingo, 18 de noviembre de 2012

El mágico encanto de Plovdiv

Plovdiv es una pequeña ciudad que rebosa belleza. Con un casco histórico donde su característico barroco deslumbra, no deja de asombrar por sus ruinas romanas o por sus mezquitas sin olvidar los frescos jardines del Zar Simeón. Llega el momento de pasear por las empinadas calles de esta ciudad

Aliosha, auténtico icono de la ciudad de Plovdiv (Bulgaria)

Dos días son suficientes para ver la ciudad con calma sin dejarnos nada y disfrutando de ella. Probablemente sería bueno acercarse al Monasterio de Baschovo, aunque nosotros no pudimos hacerlo.

Es una ciudad más turística que Sofía, lo que implica que se habla más inglés y en más sitios, que hay más y mejores souvenirs y que la ciudad está más cuidada (las aceras en mejor estado, por ejemplo...). Hay bastante que visitar pero está todo bastante junto, en el casco viejo, lo que llaman "old town" (de calles de empedrado desgastado y muy empinadas), donde hay muchísimas casas-museo, de entre las que yo recomiendo escoger entre una y tres y visitarlas para ver cómo era una de la época. Nosotros escogimos la de Stefan Hindlian.

QUÉ NO PERDERSE EN PLOVDIV:

Esta bella ciudad tiene distintas ruinas de época romana por las que pasearse. Junto a la Mezquita Džumaja se encuentran las ruinas de un
Estadio que está en obras. Por ello al menos en 2011 sólo podía verse una parte y asomándose por los huecos que la valla permitía. Por otra parte, junto a la estación postal nos topamos con restos del antiguo Foro romano de la ciudad cuyas dimensiones son considerables aunque esté algo descuidado. Finalmente, la joya de la corona, el Teatro Romano del siglo II d.C. Es grande y está bien cuidado, tanto que se hacen en él representaciones. Se puede visitar por sólo 3 levas y lo cierto es que merece la pena.

Teatro romano (Plovdiv, Bulgaria)

Dejemos a los romanos a un lado y vayamos en busca de los tracios. Y es que esta es una ciudad aún más antigua que Atenas o Roma y sus primeros asentamientos digamos civilizados son de hace unos 6000 años. Pues bien, al norte de la ciudad tenemos el Complejo arqueológico Nebet Tepe. Lo cierto es que está un poco dejado de la mano de dios pero también hay que tener en cuenta lo enorme que es y el mantenimiento que requeriría. Es un gran parque, comparable con el Foro y Palatino de Roma, y lleno de ruinas pero carente de explicaciones aclaratorias. La entrada es absolutamente libre.

Paseando por la ciudad vieja os toparéis con un arco aparentemente inocente. No os dejéis engañar es la llamada “Hissar Kapiya”, lo que en su día fue la puerta oriental de la antigua ciudad.

Hissar Kapiya (Plovdiv, Bulgaria)

Iglesia de San Konstantin y Santa Elena (Plovdiv, Bulgaria)
Esta Hissar Kapiya se encuentra junto a la Iglesia de San Konstantin y Santa Elena, para mi gusto la más bonita de cuantas se pueden ver en esta ciudad que sin duda, no son pocas. Para llegar a entrar en ella hay que atravesar un jardincito y después disfrutar de una galería de frescos preciosa. Pero lo que es imposible es no fijarse en el sorprendente campanario calado de esta iglesia de principios del siglo XIX. En el interior, destacan las pinturas murales, iconostatos y el altar en madera tallada. Nos encontramos en la calle 4 de enero, una vía plagada de numerosas casas del siglo XIX que no dejarán de llamar nuestra atención.

Siguiendo esta bella calle encontraremos la Galería municipal de bellas artes con una buena muestra de la pintura búlgara moderna y contemporánea pero de la cual podemos prescindir si no tenemos mucho tiempo o no somos unos apasionados de la pintura. Eso sí, el edificio en que se encuentra, como casi todos los de esta zona, es digno de admirar.

Por aquí veremos a nuestra derecha la Farmacia de Hipocrates. Se conserva igual que cuando se abrió en el siglo XIX. Tanto que sus tarros siguen rotulados en latín. La lástima es que está cerrada más a menudo que abierta así que normalmente tendremos que contentarnos con echar un vistazo a través de las ventanas. No obstante su fachada con efigies de personajes relacionados con el mundo de la medicina también merece una parada.

Detalle de la fachada de la Farmacia de Hipocrates (Plovdiv, Bulgaria)

Boda ortodoxa oficiada por el obispo de Plovdiv
en la catedral de la ciudad
Sigamos bajando y por fin nos toparemos con una nueva gran iglesia construida en 1844 salvando la diferencia de altura entre dos calles. Ahí arriba está Nuestra señora de Plovdiv, alias Sveta Bogoroditsa, la catedral de la ciudad frente a la cual se han situado convenientemente los juzgados en los que se casan los habitantes de la ciudad. Junto al sobrio edificio que de nuevo asemeja más a un establo que a cualquier otra cosa, se sitúa el exuberante campanario rosa y azul construido tras la liberación turca, lógicamente. En contra de lo que el exterior parezca anunciar el interior sorprende por la riqueza de sus pinturas murales y por el iconostato dorado de la segunda mitad del siglo XIX. Además de ser visita obligada por su belleza, podemos tener la suerte de ver una boda ortodoxa oficiada por todo un obispo.

Sveta Bogoroditsa, Nuestra señora de Plovdiv (Plovdiv, Bulgaria)
Ahora podemos rodear la catedral y subir por la calle contraria. Pero antes hagamos un pequeño desvío para pasar ante la Iglesia de San Nicolás. Repito, pasar ante ella porque lo más probable es que este pequeño edificio se encuentre cerrado a cal y canto. Eso sí, si tenemos la suerte de que esté abierto podemos aprovechar y ver su iconostato del siglo XVIII. Tras esta breve parada sigamos escalando las calles de la ciudad evitando morir entre sus desgastados adoquines. Pronto surge ante nuestros ojos el Centro municipal de Arte Etnográfico, uno de los más bellos edificios de la ciudad. Entre un frondoso jardín su ondulante fachada blanca, azul y dorada saluda al visitante. En su interior, la cultura tradicional de Tracia, Ródope y Srednogorie de la época del Renacimiento búlgaro (siglos XVIII a XIX) con la ganadería y la agricultura como protagonistas absolutos de la economía. Interesante pero prescindible, no así su exterior, que deberíamos pararnos un par de minutos a admirar.

Centro municipal de arte etnográfico (Plovdiv, Bulgaria)

Iconostato de Santa Petka (Plovdiv, Bulgaria)
Sigamos nuestro camino ascendente hasta conocer Santa Nedelja. Este templo de horarios caprichosos estaba en reconstrucción en septiembre de 2011 pero aún así era visitable. Con planta basilical y de estructura abovedada en madera que corona la nave central, posee un bonito iconostato. Aunque de nuevo lo más interesante vuelven a ser las pinturas murales. Ahora podemos bajar todo recto hasta la calle Zora que se abre a nuestra derecha. Ahí al fondo bien escondida está la Iglesia de Santa Petka. Es posible o incluso probable que Giorgi os aceche a la entrada de este templo que los habitantes de Plovdiv llaman con ternura “la iglesia vieja”. Se trata de un hombre que tan sólo pretende cazar a los pocos turistas que se desvían hasta allí para contarles como buenamente puede en inglés o en el idioma que haga falta la historia de Santa Petka, en el modo sui generis que le permite su vocabulario. Hay que reconocer que el esfuerzo de Giorgi es ímprobo: tiene su triste historia llena de penurias (muy probablemente reales) traducida a multitud de idiomas, y guardada en su mochila. Sólo os la enseñará tras el “recorrido informativo” y sinceramene opino que tanto empeño merece un premio. Y por otra parte dada la economía del país, al visitante tampoco le costará tanto desprenderse de algo de su monedero que por poco que sea hará más que feliz a este hombre durante ese día. No es que Giorgi sea el mayor atractivo del templo así que volvamos al edificio religioso. Este diminuto santuario de 1830 tiene en propiedad un campanario exento, como tantos otros, y unos bellos techos de madera. Por otra parte en ella se aprecia una atmósfera encantadora que no creo que podamos captar en ningún otro santuario de Plovdiv.

Campanario de Santa Marina
(Plovdiv, Bulgaria)
Estamos casi pegados a la llamada Casa de Lamartine o Casa de los escritores. En ella estuvo unos días Alphonse de Lamartine al regreso de su viaje por Oriente y de ahí que reciba este nombre. Actualmente es la sede de la asociación de escritores de Plovdiv además de otra bella construcción. Llegados a este punto y antes de dedicarnos a la parte turca de la ciudad debemos acercarnos a la Iglesia de Santa Marina. No debemos perdernos esta encantadora parroquia sin ninguna duda. Rodeada de una galería decorada con pinturas alegres y luminosas, está constituida por tres naves coronadas por una cúpula. La iglesia data de 1836 pero el campanario de seis pisos en madera es posterior a la liberación turca. Un interior magnífico nos revela la belleza de los iconostatos tallados en madera y las pinturas murales obra de auténticos maestros del género.

Iglesia de Santa Marina y Casa de Lamartine (Plovdiv, Bulgaria)

Interior de la Mezquita Džumaja (Plovdiv, Bulgaria)
Volvamos sobre nuestros pasos hacia la Plaza Džumaja donde se encuentra la Mezquita Džumaja, fácil de encontrar gracias a su alto minarete. Pertenece a los siglos XIV y XV y su interior bien merece una visita. Alfombrada en azul, las paredes son claras y la decoración geométrica en tonos teja. La luz lo inunda todo y se refleja incluso sobre las maderas talladas. No hay problema alguno a la hora de entrar si acudimos a la lógica: durante la oración no se puede visitar y las mujeres debemos cubrirnos para pasar. Lo de cubrirse no es un gran problema si es verano pues ellos nos facilitan una gran túnica con capucha. Por supuesto podemos pasearnos por el área reservada a los hombres dado que es una visita cultural.

Mezquita Džumaja (Plovdiv, Bulgaria)
Mezquita Imaret (Plovdiv, Bulgaria)
La Mezquita Imaret destaca por su sobresaliente minarete. Elegante, llama la atención su fachada principal, su imponente pórtico y por su jardín. Data de 1445 y tiene la clásica planta cuadrada en cuyo centro aparece una gran cúpula. Lo cierto es que en mi opinión es menos impresionante que la Mezquita Džumaja, por lo que si carecemos de tiempo puede ser disfrutada sólo por fuera.

Para terminar, los Antiguos Baños Turcos o Hammam de parejas. Estas ruinas de ladrillo coronadas por una cúpula pertenecen al siglo XVI y reciben este sobrenombre porque los baños fueron divididos en dos secciones: para hombres y para mujeres. Actualmente acoge un museo de arte contemporáneo pero independientemente de que amemos este arte o no, la baratísima visita merece la pena si no sabemos cómo era la distribución de unos baños turcos, ya que se encuentran en muy buen estado.

Antiguos Baños Turcos o Hammam de las parejas (Plovdiv, Bulgaria)

Jardines del Zar Simeón (Plovdiv, Bulgaria)
Lo cierto es que la presencia judía en esta ciudad no ha dejado gran huella. Sí que hay una sinagoga pero está habitualmente cerrada y tampoco merece un gran esfuerzo para visitarla. Lo que sí vale la pena es pasear por la comercial calle Príncipe Alejandro de Battemberg (o Knjaz Aleksandŭr Batenberg) hasta el final para darnos de frente con los Jardines del Zar Simeón. Este gran jardín nace en 1892 con el fin de albergar una exposición internacional de arquitectura y actualmente constituye un paseo de lo más agradable a la sombra de enormes árboles y rodeado por parterres de flores, fuentes y esculturas. En la parte central un gran lago artificial llama la atención de todos e invita a remar a quienes se atrevan. Lo que no podremos dejar de observar es la gigantesca escultura que se alza en la lejanía, el gran monumento Aliosha, muy comúnmente llamado “el Cristo de Plovdiv” que nada tiene de religioso pues en realidad se trata de la enorme estatua de un soldado soviético.

Vista panorámica de Plovdiv, Bulgaria

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Otras ciudades de Bulgaria: La nostalgia de Sofía.

Visitar monasterios: el Monasterio de Rila.

Ver también Viajando a Bulgaria: qué tener en cuenta. Una serie de consejos para visitar Sofía y Plovdiv.

2 comentarios:

  1. Qué suerte tuvimos en Plovdiv con el guía cubano! Todo muy bonito e interesante y lleno de leyendas urbanas!

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    1. Una potra increíble para ver el Teatro romano... y gracias al cubano, leyendas urbanas y realidad mezcladas hasta el infinito...

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